miércoles, 28 de octubre de 2015

Perseguido



De lugares que ya no visito
sigo siendo dueño.

Las canchas solas,

me persiguen.

Las vías del tren

clavadas en mis piernas

como tornillos.

El vapor cubre mi rostro.

De las esquinas salen dioses

tirando baldados de pintura
por mi camino.

Con tan solo un vistazo.

mis pasos presionan la luz.

Atrás está el cielo amarillo

cortando su cuerpo

con una nube.

Mi hogar queda dos pasos delante.

del lugar imaginario,

Todo se mueve solo,

y en la noción de serse.

solo se desgasta.

Belial

Primer Infierno

Cueva de la desesperación
con estalagmitas de cemento.
En torno
la oscuridad impenetrable,
ébano líquido.
oscuro desierto.

¡Oh ciudad!
que aquí yaces
en el abandono.

Para la tierra
eres carnicera cesárea.

Recuerdo de miedos incalculables,

nuestro primer infierno.
Belial.

Extravío

Amo el brillo de tus ojos 
cuando no me miran,
y a la vez saben 
que los míos los están mirando.

Amo lo jugoso de tus labios 
cuando no me besan,
y a su vez saben que los míos
mueren por bailar con ellos
al compás de un largo respiro.

Amo tu mente 
cuando está en los afanes cotidianos,
y a pesar de eso,
escapa un momento 
para encontrarse conmigo 
en algún lugar del infinito


Belial

sábado, 17 de octubre de 2015

En El Penal


Un pájaro pintado en celda me escupe con su culo.

De vez en cuando
nada viene a visitarme.

Ahí es cuando me veo limpio de heridas.
Relleno de sangre, 
aparezco de pie sobre el vendaje.

Los caminos recorridos sin mirar,
 
estrujan sus piedras
 
en mi rostro de cráter.

Las serpientes que saltaron a mi encuentro
reposan en mi clavícula.

Mi carne presa de desniveles y turbulencias;
se encuentra envuelta en tela de recuerdos,
y la araña nada que viene.

Mis cenizas se esparcen 
en la sombra de un sueño.

Trabajo tocando los paisajes
que la mente olvida

El cabello del pasto 
corta profundo en mi memoria.

Estiro mis musculos en las verticales cortinas.
y aguardo un amanecer carcelario...

Nada ha vuelto a visitarme...

Yo me escapo
en la magia de soltarme.


Belial

sábado, 10 de octubre de 2015

Refugios

Esquivando los aplausos mortales,
el artista como un zancudo
se escabulle de las miradas transeúntes.

Tal vez buscando hendir su mirada en un sitio telarañoso,
acudirá a las grutas benefactoras de melancolía,
o al piso dueño y señor de la mezcla,
y podrá preguntarse
cuanto polvo le atañirá
a su vida de objeto.

Belial

Sobredosis


Lleno de cansancio
un manojo de piel
se tumbó en el camino

El vació lo había despertado.

Su cuerpo se destapó arrugado y delgado
como un párpado

Estaba ya muy cansado.

Se podía notar en las ojeras de su sombra
al vigilar con paciencia
su estadía por la nada.

En el carisma de su rostro en el aluminio.

En sus ojos blancos,
paisaje de agujas,

En los rincones donde rumiaba con la boca sellada.

Sus pies de madera 

recorren con paso firme los borrones
de un silencio.


Belial.