miércoles, 29 de enero de 2014

El Gran Rapto


 

No escapará ni uno solo de ustedes,
los atraparé
donde quiera que se encuentren,
para realizar el verdadero holocausto;
ni uno solo escapará,
no importa cuanta hipocresía
lleven a cuestas,
pues sé del grasoso
y pestilente semblante
que ocultan entre las piernas
¡Qué mutilables son sus carnes!
y qué gusto siento al rapar
la belleza de sus rostros,
para descubrir tras ellos,
la sequedad de una mierda vieja,
que las moscas se rehúsan a dejar.

Prefiero ahogarme con mi propia babaza
y toser con fuerza la locura que me proporciona,
ver globalizada su existencia.

No podrán confundir su hedor,
ni estando enredados
entre los cabellos podridos
que yacen en las cloacas,
ni camuflando su apariencia
en estanques de hermosas piedras,
ni fingiendo ser,
las firmes hojas de un árbol de aguacate;
los atraparé volando
como libélulas amorfas
sedientos de sangre y pelea,
nadie volverá a verlos,
no recordaremos más el instante
que descarnamos nuestras uñas
contra el asfalto,
por tratar de recogerlos,
ni cuando el suicidio llegó
mendigando aceptación
a horillas del puente
a causa de la gula bancaria,
no más de ustedes
infelices papeles,
rejas para el alma.

Belial.

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