Desde mi llegada pude sentir lo que en verdad eras...
Querido Planeta Tierra.
La nave ya iba cansada
de tanta aridez y quietud,
tocó tus aires
y recibió el fuego
que con frescor,
derritió el encierro
de un navegante sin rumbo.
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Era un día lluvioso en medio del bosque,
tanto color me abrumaba,
yo solo buscaba desentrañar
el secreto de tanta belleza,
mientras revisaba la corteza
de un mágico árbol.
Un estruendo sobresaltó todo
el bosque,
y alumbro con un crujir,
la corteza que miraba.
Foto por: Poéte Bavard |
¡Vi cómo el fuego
arrebataba su color!
Me llené de angustia y terror,
hasta que una voz tranquila,
me habló.
“No tengas miedo.
-dijo el árbol mientras moría-
Solo podrás ver esto hoy.
El secreto confiscado
entre la leña,
también obedece
a la tempestad del mar
-decía, mientras le salían
burbujas de la boca-
¡Y jamás cuentes esto
a otro estallido que no sea
el de tu propio corazón!”
Mis dedos rogaban agarrar uno de sus suspiros.
Pero las rocas ya estaban
talladas de escucharse.
arrebataba su color!
Me llené de angustia y terror,
hasta que una voz tranquila,
me habló.
“No tengas miedo.
-dijo el árbol mientras moría-
Solo podrás ver esto hoy.
El secreto confiscado
entre la leña,
también obedece
a la tempestad del mar
-decía, mientras le salían
burbujas de la boca-
¡Y jamás cuentes esto
a otro estallido que no sea
el de tu propio corazón!”
Mis dedos rogaban agarrar uno de sus suspiros.
Pero las rocas ya estaban
talladas de escucharse.
Belial.
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