jueves, 20 de febrero de 2014

Lectura



Abrir un libro,
para lamer su tapa,
rumiar entre sus secciones
buscando un hilo que descosa
su secreto.

Y sin necesidad de vestirse con sus hojas,

o de cortarse la yema de los dedos;
lograr que sus palabras

se abran paso entre
los arapos que lo cubren,
y dejar salir cauteloso
su atesorado perfume.


Belial.

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