domingo, 16 de febrero de 2014

El Fantasma De Univalle


para Hugo Caicedo


Como si no te hubiera patiado antes,
vuelves calurosa, a recibir con morbo mi presencia.
Milito vigilante este claustro que quebré,
y seguiré quebrando.
Mi alma esta en llamas,
pintando el piso con humo,
y las paredes con gasolina.

Como me alegra haber sido
la primer mano que estrecho mi enemigo,
y también el filo que de escamas
limpió su alma.
Los escombros
que amedrentaron por un tiempo
mi infancia,
ahora arrullan mis andadas
recordando como de cabezas
pisaba la lluvia.

Me aventé al lago
como un escupitajo,
para desbordar
las aguas encarceladas,
y enfriar la custodia de las iguanas.
y me hice aquí debajo,
con la cara recién arañada...
las manos desérticas, oliendo a cerillo,
y los ojos lustrosos,
contemplando con amor
un nuevo camino a casa.

Belial.

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