sábado, 10 de octubre de 2015
Sobredosis
Lleno de cansancio
un manojo de piel
se tumbó en el camino
El vació lo había despertado.
Su cuerpo se destapó arrugado y delgado
como un párpado
Estaba ya muy cansado.
Se podía notar en las ojeras de su sombra
al vigilar con paciencia
su estadía por la nada.
En el carisma de su rostro en el aluminio.
En sus ojos blancos,
paisaje de agujas,
En los rincones donde rumiaba con la boca sellada.
Sus pies de madera
recorren con paso firme los borrones
de un silencio.
Belial.
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