De lugares que ya no visito
sigo siendo dueño.
Las canchas solas,
me persiguen.
Las vías del tren
clavadas en mis piernas
como tornillos.
El vapor cubre mi rostro.
De las esquinas salen dioses
tirando baldados de pintura
por mi camino.
Con tan solo un vistazo.
mis pasos presionan la luz.
Atrás está el cielo amarillo
cortando su cuerpo
con una nube.
Mi hogar queda dos pasos delante.
del lugar imaginario,
Todo se mueve solo,
y en la noción de serse.
solo se desgasta.
Belial
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