miércoles, 30 de septiembre de 2015
La Gente Alegre
A la ciudad se le atrapa y se le escapa en cualquier parte.
La gente alegre es siempre peligrosa,
en la nada no hallarán calma.
Escupo blanco y seco sobre la mansa avenida.
Mi nada,
avanza por el concreto.
Los bullicios son ahogados.
Por segundos,
las muecas congeladas
solo parecen dolerles.
Respiro.
Y la calle se levanta y se sacude como una alfombra.
Nuestra saliva se despega de lo alto de la noche,
y llueve al fin sobre las caras.
Alguien me interrumpe.
Todo se retira.
Nada era mentira.
Las botellas se llenan,
los hocicos embrutecen.
Solo quedan ellos.
La gente alegre.
Los extremistas,
los que en el licor no hallarán la calma
de su agónica sonrisa.
Belial.
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