Esquivando los aplausos mortales,
el artista como un zancudo
se
escabulle de las miradas transeúntes.
Tal vez buscando hendir su mirada
en un sitio telarañoso,
acudirá a las grutas benefactoras de melancolía,
o al piso dueño y señor de la mezcla,
y podrá preguntarse
cuanto polvo
le atañirá
a su vida de objeto.
Belial
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