Casi ya no se ven lanchas de corazón enardecido,
buscando en las
místicas palabras que yacen sobre el mar,
un fondo parecido a la piel de sus latidos.
¿Qué cantidad de palabras son necesarias
para encapsular por completo la
vida?
Si este momento se escapa incluso
del abrazo que la madera le
ofrece al hacha,
invitándola a ser viva de nuevo.
La vida se
sale de la letras quebrándoles la forma.
La vida sólo se describe con un
suspiro.
Esto me lo enseñó el dolor de espalda que tiene mi bicicleta
de tanto cargar libertad a través del viento.
Y por eso desecha frenos
en secreto,
queriéndome aventar hacia lo que este suspiro también exige.
Belial.
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