Una sombra húmeda y blanca visitó cautelosa mi brumosa estancia,
con la frente grapada de ideas que no eran mías,
que se mecían siempre entre la verdad y la mentira.
Y observó pacientemente esta cansada rutina
de soplar sin resultado las anchas avenidas.
Ésta escuchaba con atención el silbido que aprendí ayer...
Uno largo que sin alegría ni tristeza
suspendía cabizbaja la mirada de la lluvia en la maleza.
un silbido parecido al preámbulo de una tormenta...
al canto que estás llevan al asomar su rostro
por las ventanas negras.
La sombra se escurría
cortando a otros fantasmas que abundaban en la habitación
burlas provenian de ellos, sabiéndose aun vigentes en mi necio interior,
al rededor murió el aire y se extinguió el vapor.
Palabras asomaban de un fantasma y las decía yo
y la sombra seguía espectándome, admirando este silbido;
al fin títere del sol,
que no comprende a su propio fantasma vagando en soledad,
sin quedarse en una mente sabia,
vagando sin ojos donde asomar.
con la frente grapada de ideas que no eran mías,
que se mecían siempre entre la verdad y la mentira.
Y observó pacientemente esta cansada rutina
de soplar sin resultado las anchas avenidas.
Ésta escuchaba con atención el silbido que aprendí ayer...
Uno largo que sin alegría ni tristeza
suspendía cabizbaja la mirada de la lluvia en la maleza.
un silbido parecido al preámbulo de una tormenta...
al canto que estás llevan al asomar su rostro
por las ventanas negras.
La sombra se escurría
cortando a otros fantasmas que abundaban en la habitación
burlas provenian de ellos, sabiéndose aun vigentes en mi necio interior,
al rededor murió el aire y se extinguió el vapor.
Palabras asomaban de un fantasma y las decía yo
y la sombra seguía espectándome, admirando este silbido;
al fin títere del sol,
que no comprende a su propio fantasma vagando en soledad,
sin quedarse en una mente sabia,
vagando sin ojos donde asomar.
Belial.
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