viernes, 8 de noviembre de 2013

Epitafio



La creación del veneno

No treparas por mis orígenes,
ni enjuagaras con tu mediocridad
mis actos.

No permitiré jamás envenenarme
con tu facilismo suicida,
estoy hastiado de tu presencia vociferante
de tu rastro ardiente,
de tu imagen mueca y sonriente,
de tu olor a hierro y muerte.

Chilgetiaste con tu nauseabunda
presencia cada idea pasada
arrancaste el tesoro de cada camino
ocultandolo con el codicioso centro de tu mano.

Estos poemas y este ser,
se prenden en saliva dulce
para nunca acabar oliendo a ti,
para madrearte desde la tranquilidad
pacifica de mi muerte,
representada en una hojita anárquica,
llena de mi…
llena de tierra.

Belial

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