En la oprimida forma de la luz,
una puerta repetida volvió,
y se abrió.
Desgajó su madera y giró su astillado picaporte,
para soltar el olor más dulce del cementerio.
Y atraer a un pensamiento pálido,
con hambre
y sin abrigo.
Que creía caber únicamente
en el azúcar y la miel.
Y que solo buscaba
sonreír más de la cuenta,
al compás de las cadenas
que sostenían sus pies.
una puerta repetida volvió,
y se abrió.
Desgajó su madera y giró su astillado picaporte,
para soltar el olor más dulce del cementerio.
Y atraer a un pensamiento pálido,
con hambre
y sin abrigo.
Que creía caber únicamente
en el azúcar y la miel.
Y que solo buscaba
sonreír más de la cuenta,
al compás de las cadenas
que sostenían sus pies.
Belial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario