Hace tiempo
que la zancadilla
husmea entre mis pasos.
Siento como su sigilo
atormenta mis rodillas,
pero aprendí a hacer caso
al viento que observaba mi caída,
para arreglar una vez más
mi brújula destruida.
Y es que en Cali
las ideas vienen
del aliento de las montañas,
y se ponen frente al camino,
desafiantes,
cautelosas,
haciendo tropezar a mi destino.
Belial.
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