El miedo y la impotencia que sufre el ser humano
ante la siempre presente soledad,
son unos sentimientos en extremo equivocados.
¿Para qué sentir miedo ante algo tan familiar y constante?
¿Porque tanto miedo de congregarnos con nosotros mismos?
¿Para qué buscar gentes y almas tratando de encontrar lo que está adentro?.
El sólo que valora su estado,
valora el tiempo.
Se conoce disfrutando de los silencios más cómodos y auténticos;
y sabe que el final del arcoíris
está en la mente.
Belial.
Ya estamos hechos, nada nos aramas; y quizás ese sea el dilema ya que nos dicen que seamos algo y luchamos por ello sin dejarnos ser lo que somos.En la buena Marin.
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