Todos van tarde en la calle
Arrollan mi vida con sus asuntos
Apenas
y puedo ver sus rostros.
Casi siempre,
retorcidos,
por mis manos
de cemento.
Las luces
que entran a mi cuerpo
se hacen cancerígenas y pesadas
como hierro en honda miseria.
Atentan contra mi vida
con armaduras inentendibles.
Como una distorsión
de mis bajos instintos.
La maquinaria me abrigara
apenas caigo.
Belial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario