Sorprendió con un freno su día,
la agitada voz que derrota cantaba,
su cabeza no bajó más del suelo
unida con su sombra se ocultó un tiempo
se sentía forajido en los muros
que tanto conocía
y que ahora pedían a gritos ser reventados,
¿Por dónde se le escurría la vida?
¿Por qué lo acordado ya no servía?
"No sucumbo ante el dolor que yo mismo inflijo,
que transformo con constancia, en risa y colmillo,
basta ya de saber mi destino,
si no hay ramas que se agiten en el olvido que propongo,
yo no me olvido,
aunque suelo respiro;
como ésta ciudad tampoco lo va a hacer,
porque tendí mis pasos una que otra vez
sin temerle a las horas,
disfrutando la paranoia,
sonriéndole a la estampa que pateaba sus aceras"
Y así brilló un poco más,
para levantarse
y tropezarse esta vez con las estrellas,
creciendo paciente,
recojiendo en sus manos lo que siempre estuvo y nunca se vio,
lo que se llevaron las torturas y las hogueras,
y que hoy tanto duelen.
Colgada fuera de tu cuerpo iba la verdad,
sonriendo con las venas brotadas,
pataleando sobre un mar de fantásticas mentiras.
Belial.